viernes, 25 de diciembre de 2009

Tampico

Antes de regresar a mi casa, me di tiempo de conocer el puerto de Tampico. Como no lleve cámara, a continuación escribiré algunas de las tomas que me hubiera gustado hacer:

1) En la carretera, más allá del entronque que viene de Cd. Valles. Comienza una serie de ciénegas y lagunas donde los patos, los cormoranes y otras aves acuáticas abundan. De cuando en cuando algunos riachuelos e instalaciones petroleras. En uno de los canales que se cruzan, tomando el sol sobre un ducto de PEMEX ,dos enormes iguanas verdes, de tan viejas con una cresta enorme y largas colas. ¿Quién las iba a molestar ahi? ¿Alguién se atrevería a disparar al ducto?

2) En el puente que une Pánuco con Tampico. Casas y barcos casi tocándose. Óxido y olas. Sobre las aguas, próximos a las construcciones arracimadas en la rivera, pelicanos pardos. En los tejados, airones y garzas.

3) El hotel era verdaderamente barato. Un leve norte hacia innecesario pagar aire acondicionado. Me recosté con toda la jaqueca de un mal dormir por más de diez horas. Y de repente noté un viejo rumor conocido para quien creció en costa: el mar muy a lo lejos. Deje que me inundará el sueño.

4) En la Plaza de la Libertad confluyen construcciones de principios del siglo pasado tipo Nueva Orleáns con algunas más viejas. La gente me resultaba atractiva, una mezcla entre norteños y veracruzanos - ni lo uno ni lo otro-que reía bajo el norte. Toda mi estancia en la ciudad la pasé mojado, resintiendo en los huesos el viaje, pero feliz.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Entre las calles y el poder

En estos días he estado leyendo País de un solo hombre: el México de Santa Anna, libro extremadamente interesante de Enrique González Pedrero, exdirector de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM y exgobernador de Tabasco.

Dentro de las aristas que me llamaron la atención y que, sin embargo, no podré desarrollar por ser ajenas a mis investigaciones, esta el relato que hace sobre la manera en que se van estructurando redes clientelares en la ciudad de México. Al principio, a partir del trabajo de monjes y párrocos – el bajo clero de la ciudad- se van creando redes de interés y asistencia en los barrios más pobres. Estas redes se vinculan primero a Iturbide y se convierten en ingrediente obligado del golpeteo político del México independiente. Uno de sus rasgos será la conjunción de religiosidad popular con el caudillismo político y el aventurerismo más desfachatado. Lo mismo harán bulto en las procesiones religiosas que solicitaran la expulsión de los españoles. Del apoyo a Iturbide pasaran a la exaltación de Victoria y, más tarde, al cierre de filas con Lobato y Guerrero.

Lo gracioso es que, pese a existir excelentes estudios, múltiples referencias y testimonios, la gente en su mayoría se sorprenda de la pervivencia del fenómeno en el México actual. El expediente clásico es señalar la existencia de estos grupos como una resistencia a la modernidad. El problema es que precisamente la modernidad es la que les da origen. Son el resultado de la ruptura de la sociedad colonial y de la institucionalización de la marginalidad antes que una pervivencia de esa sociedad. Esto no implica que no se hayan transformado. Sin embargo, los nombres de los frailes, de los agitadores de ese temprano siglo XIX –referidos en la obra de Gónzalez Pedrero- anticipan la sofisticación que alcanzarán los actuales grupos de presión del DF y el resto de las megalópolis mexicanas. Alejandra Barrios, la Loba de Chimalhuacan, los ambulantes poblanos, todas esas manifestaciones nacen y se desarrollan a partir del surgimiento y las precariedades del estado nacional.

Guadalajara, Guadalajara

Guadalajara, Guadalajara.

Reducida en mi imaginación a estribillo de canción ranchera, por fin pude conocer la ciudad de Guadalajara. En particular me gustó el corredor que va de la Catedral al Hospicio Cabañas. Un extraño fenómeno climático hizo que la ciudad se pareciera mucho a Veracruz cuando tiene norte leve: nublada, lluviosa y aún no tan fría. La gente nos decía que la ciudad simplemente no era así, pero un amigo de Xalapa y yo estábamos encantados.

Queda pendiente un viaje más extenso y más profundo para conocer esta urbe mejor.

ADVERTENCIA: Los taxistas son unos asaltantes. Querían cobrarme 140 para llevarme a mi hotel. Después de una discusión casi casi Congreso de la Unión en momento álgido, me cobraron 100.


sábado, 28 de noviembre de 2009

Argel, Argelia

En el grabado se aprecia un triangulo de construcciones – palacios, fortificaciones, casas habitación-. Al frente distintas embarcaciones enfrentan la marea, mientras que en las colinas detrás de la ciudad se observan huertos y caseríos. Es el Argel del siglo XVII en un grabado que comparte con los asistentes al XX Coloquio Cervantino, Adriana Lassel, escritora chilena establecida en Argelia desde la década de los sesentas y testigo privilegiado de las transformaciones de este país del Magrehb.
Argel en particular es un territorio que se menciona frecuentemente en el Coloquio. Hace un par de años, Sergio Fernández compartía con los asistentes las primeras conclusiones de un trabajo de investigación por el Mediterráneo cervantino. Precisamente los baños de Argel – espacios de reclusión para los cristianos reducidos a esclavitud en el puerto berberisco- eran uno de los destinos de su indagación.
Adriana Lassel tiene otra preocupación. Quiere disipar, no el aura de leyenda, sino la densa nube de prejuicios. Estos pueden ser sobre Cervantes, sobre Argel o sobre Argelia. La lejanía, las leyendas, las ganas de leer lo que no esta ni en el texto ni en el mapa, todo conspira para generar ilusión más allá del texto y más allá de ese otro texto infinito que es la realidad.
Argel aparece como una ciudad serpenteante, llena de rincones oscuros que son el mejor recurso para sobrevivir al sol mediterráneo. Es una ciudad en un jardín, un jardín bordeado de muros y, en el siglo XVI, un hervidero de esclavos. La complejidad de la sociedad de la época se nos escapa. Peor aun, aquello que pudo haber sobrevivido del mundo islámico en nosotros o de nosotros en las culturas norafricanas, también se nos escapa.
Las imágenes del puerto argelino despiertan en mí una duda que solo puede generarse en México. Argelia es también una colonia de Francia a partir del siglo XIX. Un Argel sin murallas por la artillería francesa no deja de ser atractivo para la reflexión de un mexicano o un francés. ¿Qué futuro habrían tenido estos tres espacios – México, Francia, Argelia- de haberse consumado la intervención de Napoleón III en 1862? Ahora recuerdo que hubo argelinos e incluso egipcios participando en esa aventura que fue el Segundo Imperio Mexicano.
¿Se leerá Noticias del Imperio en la Argelia de hoy? ¿Qué líneas de la historia y la cultura argelina y mexicana se entrecruzan inadvertidamente? Mientras estas disquisiciones me asaltan, Cervantes pide desde lejos mi atención. Adriana Lassel ha terminado su ponencia. Y si, Guanajuato se parece mucho a esa ciudad amurallada de las fotos y grabados. Sólo le falta un mar.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

XX Coloquio Cervantino Internacional

La semana del 10 al 14 de noviembre se realizó en la ciudad de Guanajuato el vigésimo Coloquio Cervantino Internacional. En esta ocasión el evento tuvo una connotación luctuosa: Eulalio Ferrer Rodríguez, animador y genio tutelar de los coloquios desde su fundación, falleció el año pasado, cuando ya se encontraban en marcha los preparativos del actual coloquio.
Desde hace años el Coloquio se ha distinguido por mostrar las distintas aristas de la apropiación y actualización de la figura cervantina a nivel mundial. En esta ocasión, para no desmerecer, se contó con la presencia de la traductora de la primera parte del Quijote al tailandes – resulta que hasta hace un trienio, no existía dicha versión-. Igualmente asistieron escritores latinoamericanos de la talla de Jorge Edwards, Luis Rafael Sánchez, Guillermo Sheridan y José León Portilla.
Mientras transcurría el evento y se iban desarrollando las ponencias y conferencias magistrales, no pude menos de atestiguar un espíritu de fin de época. En la constante mención del ausente, en realidad estaba la consciencia de que la misma tradición cervantina –reflejo como pocos de las transformaciones del pensamiento desde que apareció la novela madre de toda la novela-exige una renovación paulatina de quienes se abrazan a ella. Nuevas lecturas y lectores, nuevos enfoques y promotores. En un santiamén pasaron ante mí todos los coloquios en los que había participado desde mi época de estudiante. En medio de tantos esfuerzos truncos y memorias de celebraciones perdidas, el Coloquio Cervantino minuto a minuto afirmaba su permanencia desde la vitalidad.
Fue bueno asistir al momento en que un esfuerzo excepcional – el de Eulalio, el de todo Guanajuato- mostró que podía ir más allá de quienes le dieron realidad.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Reliquia

En medio de un alejamiento paulatino de la poesía me encontré esto en internet:
Es la versión electrónica de la plaquette que publicamos de manera totalmente independiente un grupo de amigos en Puebla, ya hace algunos años. Con posterioridad a ésta, hubo otras publicaciones que seguramente deben tener también versión electrónica, aunque no participé en ellas.
Ahora pienso que el esfuerzo por publicar no fue en vano. La idea de crear instancias de publicación a partir de la sociedad, sin más ánimo que difundir la obra de los participantes y demostrar que no es necesario rompernos la crisma entre nosotros por una beca de joven creador, sigue siendo válida y probablemente marque la pauta de lo realizable en los próximos años. Esto sin liberar al Estado de sus obligaciones. Ni el Estado puede perder su papel de promotor de la cultura ni el generador de cultura reducirse a pasivo peticionario de apoyos.
En cuanto a la calidad de los textos, es sólo una primera aproximación de gente que empieza. Hasta donde recuerdo no merecimos una crítica por escrito, únicamente verbal.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Luna en el horizonte

Salgo de la ciudad de Zacatecas. La luna asciende frente a mí y poco a poco inunda la planicie. La superficie rocosa del terreno es nueva para mí. La transparencia fría del cielo me cala los huesos. Hacia mi derecha veo la sombra de las yucas y los matorrales, siluetas recortándose en un fondo dorado que cada vez se debilita más. A la izquierda, la luna asciende más y más. Es un momento de plasticidad cósmica. Me descubro cambiando de asiento en el autobús: cada segundo, cada minuto la luminosidad cambia, "piramidal oscura" llego a recordar pero no quiero perderme en la maraña de mi mente cuando los búhos y las estrellas comienzan a desperezarse.
Este es un nuevo camino. La piedra verdosa de Zacatecas venía anunciándomelo desde hace años. No necesito brincar entre las piedras o pisar una cascabel para saber que el momento es otro. La luna muestra sus atributos múltiples de diosa - magia, conejo y hechizo-allá arriba. Es un nuevo momento y amerita marcarse en un camino diferente.