lunes, 20 de julio de 2015

El lento discurrir de la escritura.

Hay momentos en que prefiero mantenerme a contracorriente. Uno de esos momentos es al escribir. Si bien puedo entender la premura al generar un texto de carácter utilitario, cuando se trata de textos que pretenden ser mucho más personales, abocarse a las obsesiones que de alguna manera me hicieron llegar a lo que soy ( o no), no puedo escribir rápido.
Cuentos, ensayos, poesía: cualquiera de esas manifestaciones me resulta demasiado gozosa y dolorosa para ponerlas a discurrir en los plazos de algo que ya es una industria cultural. Y conste que cumplí mis compromisos académicos siempre en tiempo.
En realidad yo mismo estoy atrapado en esa red. Ahora mismo este texto le roba tiempo a compromisos ya establecidos. Precisamente esa lentitud lleva a no tener (jamás tendré) una amplia gama de textos para enviar a concurso. Claro. Sabemos de muchas cosas muy bien escritas que nunca debieron llegar a letra de imprenta. Sobrenadamos en textos que sólo expresan la necesidad de cumplir un término. Tal vez la respuesta la tenga el buen Juan de Valdés Leal en su Finis gloriae mundi : "Ni mas. Ni menos".