lunes, 17 de enero de 2011

El dia después

Estuve en la sesión del Consejo de Unidad. Tambien conoci los argumentos de distintos componentes de la comunidad estudiantil y académica. Es positivo que el bloqueo - hecha la aclaración de que no fue toma como en un primer momento se difundió- se haya levantado y comience esa lenta reconstrucción de consensos que, evidentemente, se daban por supuestos sin tener un verdadero sustento en la comunidad.
Lo rescatable también es la condena al uso de la violencia y la represión. Si todo marcha conforme a lo dialogado y acordado puede ser el inicio de una mayor cohesión y dinamismo en la facultad. Esperemos que así sea.
Queda patente la exigencia de justicia para los compañeros alumnos que sufrieron la represión. Una vez conocidos los detalles sorprende la falta de sensibilidad y tacto de quien tomó la determinación de obviar el diálogo y apelar a la fuerza llana y simple. Igualmente es el momento de iniciar una reflexión profunda sobre la universidad, su interacción con la sociedad y los diversos actores políticos. El saldo favorable de todo este proceso es percatarse de la madurez de la comunidad de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.
Mañana, a clases.

domingo, 16 de enero de 2011

La despedida y el inicio

Me asomo sobre Juan de Palafox – la calle que es continuación de Reforma y lleva el nombre de un visitador de la Corona que no tuvo empacho en desatar una feroz campaña antijudía, nada malo para el gobierno de la época pero extraño para una calle de una ciudad laica-. Hay muchachos sentados en la calle, cerrando el paso de los vehículos. Empezó siendo una protesta contra el alza de pasaje y ahora la Universidad tiene una de sus facultades tomadas.
No sé qué pasó para que esto ocurriera. Sí, me lo han narrado. Si, sé que hubo golpes. Y me llega a la memoria la huelga de la UNAM. Un movimiento justo en su momento que terminó en la ocupación de C.U. por la Policía Federal Preventiva. Entre ambos momentos medio la desproporción entre los fines y los medios. Si se había aceptado el retirar el alza de cuotas y tantas otras medidas, ¿por qué no levantar el paro?
Algo de eso veo en la toma de la facultad. Las razones para la marcha son válidas, la protesta por la violencia, también. Pero la toma, conforme pasa el tiempo parece más y más desproporcionada.
En un aspecto no. Está a punto de cambiar el gobierno del Estado. Es una paulatina liberación. De la prensa a modo, de gente que le veía dotes de estadista a un gobernador oscuro, de las revistas de sociales invadidas por recién llegados en plena ostentación. La toma quizá sirva de catarsis para poner sobre la mesa temas que sólo se planteaban en voz baja. Se trata de un sector –el estudiantil- que desde hace mucho se veía forzado a ser espectador de los hechos.
Es bueno el entusiasmo, la voluntad de cambio, el ansia de romper el marasmo. Pero esas fuerzas deben manifestarse en la Universidad y en sus instancias. O en la lucha política de manera acorde a los retos que se plantean. No hace falta cerrar las instalaciones de la Universidad. Todos estamos entendiendo que una época está comenzando. No el morenovallismo, sino más bien el despertar de una ciudadanía aterida. Y esa es la mejor manera de despedir este gobierno.