miércoles, 24 de agosto de 2011

Incorrecciones fragmentarias.

El otro invierno

Al amanecer las casas se habían esfumado. Toda la extensión del mundo se había convertido en una estepa desolada o, por lo menos, eso era lo que percibía. Me baje de la cama. Afortunadamente seguían en su lugar las chanclas. Luego empecé a sentir el aire.

Triángulo

Ella dejo de amarme. Y en las cárceles en las que entonces me encontraba comenzó a resultarme atractiva la soledad. Una noche me hice de las cintas de un zapato. Las até de un barrote y comencé a besarme con la Muerte. En medio de los últimos espasmos de su lascivo abrazo, me di cuenta lo excitante que es un triángulo amoroso cuando se termina el tiempo.

Marxismo

Siempre me causó estupor la relación entre las apretadas columnas de letras del Capital y Los Cuadernos de la Cárcel con el coraje de un estudiante levantando el puño y con la foto de Dubcek. Ahora que los vendo al dos por uno frente al Palacio de Bellas Artes entiendo que logran una sensación que difícilmente Friedman podrá lograr.

Barroco I

No entienden que esos pliegues, esas sombras, esos desbordamientos son el estruendo de la materia con el pretexto de Dios.

Futbol

Mis amigas no entienden la fascinación masculina por el futbol. Es el placer de una guerra sin muertos, rica en calorías y con ellas al final de la jornada pidiéndonos atención.

Economía neoclásica

Es como esos edificios inteligentes. Abundantes cristales, semejan frías agujas luminosas desde la lejanía. Te acercas, miras con cuidado y te percatas de que no producen nada.

Filias

No hay mayor obsesión sexual que el ocultamiento del cuerpo.

Fragmentación

En medio del debate entre los colectivos de homosexuales revolucionarios radicales y las feministas radicales revolucionarias, nadie se percató que los hijos de puta ortodoxos y unitarios seguían al mando.