En fin. No me sorprende la manera en que la vorágine comercial desplaza el festejo religioso. O cómo quienes quieren promover la religiosidad de la fecha - más ligada al solsticio y a esa común consciencia del final visto por todas las civilizaciones de raíz agrícola y estacional- promueven el rito y no su necesaria introspección.
En fin. Cada vez más una Navidad sin Niño Dios. Pero bueno, apenas observe un pagano pero ya tradicional árbol navideño adornado con imitaciones de billetes de alta denominación. Feng shui le llamaban a esa impostura. Quise revisar si bajo el árbol no había una terminal de carga y descarga o un rastro tipo TIF junto a una clínica privada, pero no, seguía el Nacimiento. Y eso implica que la Crucifixión también sigue ahí. Alfa y Omega, Final y Principio. Aunque no se crea en nada es necesario respetar los ritmos del Cosmos, esa mera consciencia del pertenecer que el toma y daca del mercado no deja de debilitar si se le abandona a la tenacidad de la élite financiera.
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